Camino
de Santiago
Diciembre
2017
El 8 de noviembre (o un día de esos) comenzó el Camino de
Santiago. Tuvimos la primera reunión del Equipo 0 en la Sala de Juntas del
colegio, comiendo unas hamburguesas y, quienes más se cuidan, una ensalada.
Antes de esta reunión ya se han realizado otras tareas:
reunión con las familias de los alumnos, inscripciones, compra de material de
cocina, elección de la portada del librito, confirmar los albergues, elegir la
sudadera…
En esta reunión hemos visto algunos aspectos generales:
hora de salida de Mérida, cena en Santiago el último día, reunión con los
chavales…
Como tareas para mi queda el ponerme en contacto con el
párroco de Barbadelo, lugar donde está el albergue del primer día, para ver si
podemos conseguir celebrar la misa en la iglesia del lugar.
También tengo que confirmar la reserva del albergue de
los salesianos en Santiago.
Días después busqué el número de la parroquia de
Barbadelo en la web del ayuntamiento de Sarria y de la diócesis de Lugo. Al no
encontrar nada, envié un correo electrónico a ambas instituciones.
Al día siguiente me respondió el obispado de Lugo. Me
comunicaban el nombre y el número de móvil del párroco. El ayuntamiento de
Sarria no me ha respondido.
Al hablar con él, en el segundo intento, me confirma que
es el párroco, pero que la iglesia de Santiago de Barbadelo la lleva don
Antonio, un sacerdote mayor, jubilado, pero que le sirve de entretenimiento, Él
hablará con don Antonio y no hace falta que yo le llame, aunque yo le pido el
número de don Antonio. Me lo envía por wahtsapp.
También escribo al salesiano responsable del albergue de
Santiago. Le pongo la fecha, el tiempo que estaremos, el número de los que
vamos, que necesitamos una habitación para una señora y su hijo pequeño. No hay
problema.
Luego el responsable de la actividad pedirá una
habitación para mí también y la capilla para la eucaristía del día de regreso.
Otra vez me meto en una experiencia de peregrinación a
Santiago. Usando la frase tópica, tengo sentimientos encontrados: teniendo en
cuenta mi físico y mi edad, el miedo a no aguantar, a las ampollas, al
cansancio,… aparece claramente; pero si pienso en el bien que puede aportar
esta experiencia a los chavales, aparece la alegría y la ilusión.
Pienso que también me va a hacer bien a mí, aunque no soy
de la opinión de que vaya a ser algo extraordinario, sobre todo si me baso en
experiencias anteriores, . ¡Ojalá y fuese así! El escepticismo en las experiencias
extraordinarias me puede.
Santiago se nos propone como meta a alcanzar. El llegar,
superando todas las dificultades, con la ayuda de la gente y de Dios, nos pone
de manifiesto que podemos conseguir metas que, incluso, veíamos imposibles. Hay
que confiar en la gente que nos rodea, y en Dios y dedicar todas nuestras
fuerzas con ilusión.
Que Dios nos bendiga, nos dé su fuerza, su luz, para que
podamos iluminar a los demás y nos guíe en el Camino.
Ya no hay marcha atrás, a pesar de que a veces desee
ponerme enfermo para no participar de la peregrinación. El Camino ha empezado,
aunque no estemos andando.
2 de
diciembre
Salimos a las 7’30 de Mérida, del Colegio Salesiano,
camino de Barbadelo.
Llegamos un poco más tarde, porque nos hemos perdido por
Sarria. Debíamos salir por otra salida de la autovía, pero el conductor nos ha
llevado por otro sitio con más curvas y estrecheces.
Tras situarnos cada cual en su sitio del albergue,
podemos celebrar la misa en la iglesia de Barbadelo, donde nos está esperando
don Antonio, como me confirma cuando lo llamo. Es una iglesia tan pequeña como
bonita.
He presidido la misa. Ha concelebrado conmigo don
Antonio. Hemos tenido la bendición del peregrino y, al acabar, don Antonio, les
ha vuelto a dar la bendición del peregrino.
En otro orden de cosas, mi mochila pesa mucho, pero no
puedo quitar ninguna nada más. Al ser grande –vocablo eufemístico para no usar
gordo- mi ropa ocupa más espacio.
Me surgen las dudas de si aguantaré o no.
3 de
diciembre
Este día comienza el Adviento.
Nosotros lo empezamos en Portomarín, donde ha finalizado
la primera etapa de nuestro Camino a Santiago.
Inicio lo que escribo en esta jornada valorando el
albergue de ayer: Albergue Casa Barbadelo. Está a unos tres kilómetros de
Sarria. Las habitaciones se distribuyen alrededor del edificio central, que es
bar, sala de estar y comedor. Sus habitaciones con capacidad para grupos de
entre cuatro y 8 personas. Tiene piscina y pista deportiva. Su decoración es
original con máquinas de coser, cámaras fotográficas y máquinas de escribir
antiguas, junto con algún teléfono con más años que yo.
Mi valoración es positiva y si bajase algo sería por el
precio, aunque la calidad le corresponde.
Hemos salido un poco más tarde de las 8, después de
desayunar y de los Buenos días.
Hacía frío, las nubes se veían a ras de suelo en muchos
sitios, sobre todo llegando a Portomarín, donde el Miño rodea al pueblo, a
pesar de la poca agua que lleva en estos momentos.
Hemos parado a almorzar en O Mirallo. Hemos almorzado muy
bien. Los bocadillos eran tan grandes que los hemos podido compartir sin quedarse
con hambre. Yo me he tomado también un café y me han puesto el aguardiente,
aunque me he puesto una cantidad ínfima. Como el año pasado, nos han recordado
que avisemos el próximo año para que estén preparados, aunque nos han atendido
muy bien.
El segundo tramo, hablando con la otra persona que iba
conmigo al final de la marcha, se me ha hecho corto.
A las 13 horas y poco ya estábamos todos en el albergue.
Entre las lecciones de este primer día está el no traer
pijama la próxima vez.
En el camino nos hemos cruzado con unos vaqueros, hombre
y mujer. Nos han avisado del frío que íbamos a pasar. Le he respondido que
mejor frío que lluvia. Cuando me he dado cuenta del error, porque estamos
necesitando lluvia, he intentado corregir añadiendo: aunque necesitamos la
lluvia. Ellos lo han confirmado y nos han pedido que le recemos al Santo para
que llueva. Nos hemos comprometido a ello.
El albergue es Albergue Ferramenteira. Está muy bien.
Celebramos la misa en la impresionante iglesia de San Juan
Evangelista y San Nicolás de Portomarin. Nos ha costado un poco, porque el
párroco no estaba por la labor, pero al final nos ha abierto la parroquia.
No puedo dejar de mencionar lo vacío del embalse del
Miño. A quienes nos fijamos y nos duelen estas situaciones, nos llamó la
atención porque es una consecuencia clara de la terrible sequía que estamos
sufriendo y del cambio climático.
4 de
diciembre
Hoy ha sido más duro.
Hemos salido a las 8’45 con la niebla acompañándonos
durante el tramo que el Miño estaba cerca. Resultado de la niebla y el frío:
teníamos el pelo escarchado.
La mochila se me ha hecho más pesada que ayer. Las
ampollas, creciendo. Y el cansancio va a más.
Con todo, el paisaje es muy bonito. La niebla del inicio
le daba un toque misterioso. Los túneles que formaban los árboles llegando a
Palas de Rei, maravillosos.
Hoy he visto muchas más cruces y muchos cruceiros. He
fotografiado unos cuantos.
La cruz que nos recuerda la dureza del camino y la dureza
de la vida. La muerte y la resurrección. Las penas y dificultades que se
superan cuando se tiene un ideal, una motivación, cuando se vive con fe.
Hoy han pasado su cruz un grupo de chicas. Estaban muy
mal y nos han relentizado la marcha.
5 de
diciembre
Hoy también he tenido la oportunidad de reflexionar sobre
el dolor, el sufrimiento y de rezar por las personas que lo están pasando mal.
Siempre que se pasa mal brotan las preguntas por la razón
del dolor y el sufrimiento, sobre todo en una experiencia como el Camino, que
uno mismo es quien decide vivirla. La única motivación que nos da luz en esa
oscuridad es la meta que se pretende alcanzar. Meta que no es sólo llegar a
Santiago, sino ayudar a vivir una experiencia singular a los chavales. Si la
meta no tuviese el suficiente valor como para merecer ese sufrimiento, no se
aguantaría.
Hemos salido de Palas de Rei sobre las 8’50. La llegada
de los últimos ha sido alrededor de las 17 horas.
Comparada con la de ayer, que eran unos 10 kilómetros
menos, el ritmo ha sido mayor, pues hemos echado las mismas horas para más
kilómetros.
El frío sigue arreciando. Los campos amanecen
escarchados. Esa blancura se va disipando en los que tienen la suerte de que
les llegue el sol, en los que se encuentran en zonas umbrías, como algunos
tramos del camino, no se irá, al menos en estos días. Lo de entrar en calor se
está poniendo difícil estos días.
La jornada se me ha hecho especialmente dura, sobre todo
la primera parte, hasta llegar a Mélide. He sufrido mucho. La segunda parte ha
sido más fácil. Supongo que algo tendrá que ver el bocata de panceta que me he
zampado.
Al llegar al albergue hemos hecho una comida-merienda,
después de una buena ducha, de pasta con tomate y panceta. También hemos tenido
tiempo para un café y un pacharán.
Después de todo esto, he subido a por la ropa sucia y
todavía estaba una chica en la habitación de los chicos –desde que me bajé-. Le
he dicho que ya llevaba demasiado tiempo allí, ha respondido muy mal y, no sólo
eso, sino que ha dicho que no era la única. Le he dicho que ella se fuese, que
si había alguna más y no salía en ese momento, sería peor. En seguida ha
salido.
Y ahora unos cuantos están viendo el Chesea – Atco de
Madrid y cenando. Otros, aguantando el fútbol, los gritos y preparados para
cenar.
El albergue de ayer estaba muy bien. Yo tenía mi
habitación para mí.
Una de las alegrías de hoy ha sido el ver a Juanchu y a
Germán acompañados de cinco alumnos que acudían a echar una mano a los últimos.
En el albergue de ayer también nos llamaron la atención:
compresas en la terraza, mantas en esa terraza y varias cosas olvidadas.
Todos los días nos han llamado la atención. En el
albergue de hoy ya nos la han llamado también.
Pero me da la sensación de que nadie se ve afectado. A
los cobardes, maleducados y sinvergüenzas que hacen estas cosas, parece que les
da igual, o, peor todavía, no son conscientes de que está mal. A quienes no
hacen estas cosas, pero ven como sus compañeros y compañeras las hacen, parece
que no les dicen nada, que los encubren, que no quieren ayudarlos a mejorar. Así
que a estos también se les incluye entre los primeros.
En las Buenas Noches el móvil de una chica se ha puesto a
hablar y, en lugar de enrojecerse de vergüenza, se pone a reírse. No lo
entiendo.
6 de
diciembre
Día de la Constitución.
Anoche, sin pretenderlo, les eché una bronca a los
chavales a la hora de acostarnos, para que descansasen o, por lo menos, dejasen
descansar, para que respetasen el silencio.
A pesar de esta bronca sacaron a varios a de la
habitación por molestar, por hablar, por los juegos de toses tontas… por no
dejar dormir.
En este día de la Constitución hemos caminado de Arzúa a
O Pedrouzo.
Llevo el pie derecho hecho polvo. Se me ha reventado una
ampolla. La anterior vez que lo hice no tuve problemas de ampollas. En esta
ocasión, sí, aunque no me duele la rodilla, como en aquella vez. Llevo las
inglés un poco rozadas, aunque con el frío que hace no me molestan mucho. Llevo
cargadas las piernas, los hombros y algunas zonas de la espalda.
Ya en el albergue, tras las duchas, comida y demás he
bajado a la habitación a dejar unas cosas y me he encontrado a la misma pareja
de ayer en la cama y a otra pareja más. Les he dicho que cada cual a su cama y
yo no sé si nos estamos volviendo locos o qué, pero han protestado y han salido
con una de las justificaciones que son falsas casi siempre: que los demás
educadores las habían visto y no les habían dicho nada. Aunque fuese así, es
que me da igual. Si quieren estar acostado juntos, que lo hagan en sus casas.
En la misa ha habido otra situación extraña. Uno de los
chavales se estaba bebiendo un batido de no sé qué –he sabido después que era
un batido, creía que era un colacao o algo así-. Ya estaba preparado para la
misa, revestido y le he dicho que esperaba a que se lo bebiera. Lo ha dejado.
Cuando se ha proclamado la monición de entrada, estaba
bebiendo. Le he llamado la atención preguntándole cuánto tiempo llevaba en el
cole y si en ese tiempo le habían enseñado que en las misas se puede beber y
comer…Ha ido un profesor a cogérselo y no sólo no ha permitido que se lo
cogiese, sino que se la ha terminado en su cara… Luego se ha hablado con él y
ha venido a pedir perdón con mucha compunción.
Durante la marcha no he visto tantos cruceiros como ayer. Ayer fue el día que más iglesias,
cruces y cruceiros vi.
Mañana hay que madrugar más para llegar a la misa del
peregrino. Salimos a las 5’30. ¡Santiago nos espera!
De cuantas cosas con las que vivimos diariamente podemos
prescindir. Cuán importante es saber las metas que queremos alcanzar para dejar
a un lado cosas vanas, cargar con lo importante, sufrir lo que la vida nos
traiga y disfrutar lo que nos regale.
8 de
diciembre
Ayer fue cuando llegamos a Santiago. Por obras en una de
las autovías de entrada han desviado el Camino y nos hacen dar a los peregrinos
un rodeo de un par de kilómetros.
Cuando me di cuenta de la hora que era, empecé a acelerar
para llegar a tiempo a la misa del peregrino.
Llegué justo. Con un cuarto de hora de antelación. Estaba
buscando la sacristía, cuando la monja responsable me encontró a mí.
Había tres curas de Lugo y el presidente. El presidente
conocía a nuestro Rector Mayor y habló muy bien de él y de su época de
estudios.
Tuve la suerte de concelebrar en la Catedral de Santiago.
Leí el evangelio y me tocó, a mí y a los otros curas, improvisar unas
peticiones.
Fue una experiencia bonita.
Llegamos a Santiago y se puso a llover y se lo
agradecimos al santo.
Comimos de tapeo en el bar donde cenaríamos, porque ya no
nos daban en ninguno..
A las 19’30 la cena. A las 12 quedamos en la Plaza del
Obradoiro y de allí, al albergue.
No hubo problemas.
Hoy hemos tenido la misa y ya para casa.
El Camino nos muestra claramente que es posible conseguir
metas que en un principio nos parecen imposible. Es preciso tener la meta
clara, lo que hay que hacer, las dificultades y alegrías y lanzarse y confiar
en Dios.
Nos muestra la verdadera cara de las personas. Y me ha
llamado la atención que hayan sido animadoras del IEF las que han suscitado más
quejas por su comportamiento del equipo de profesores.
Dios nos llama a conseguir nuestras metas de muchas
maneras.
Esta peregrinación no hubiese sido posible sin la
invitación del subdirector, de algún compañero, del tutor o de la tutora. En
esa invitación está la voz de Dios que nos llamaba. Yo no lo hubiese hecho si
hubiese sido por mí, si hubiese dependido de mí. El esfuerzo, el sacrificio,
las dificultades, las incomodidades, la vergüenza de no acabar, de ser el
último, de los comentarios… me echan para atrás ante la idea de peregrinar a
Santiago. Sin embargo he notado la mano de Dios empujándome, como en otras
tantas circunstancias de mi vida, a
hacer algo que para mí parece, sino imposible, muy difícil.
El esfuerzo merece la pena porque uno supera sus límites,
comprueba que es capaz de más de lo que pensaba y porque conoces a personas
maravillosas y a otras las conoces más.
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