domingo, 29 de enero de 2012

Diario de Roma



Este mes de enero fui premiado –lo digo una vez que ha pasado, porque cuando el suceso estaba por suceder, no me parecía tal premio, a pesar del día y medio de turismo por Roma que se nos regalaba- con la participación en las XXX Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana.
El día 18 embarcábamos en el avión y a las 7,35 volábamos hacia Roma con Vueling. Quienes han viajado con esta compañía saben de lo espacioso y amplio de los asientos de sus aviones. Menos mal que el viaje dura poco. A las 9,10 ya estábamos en Fiumicino.
Tras desayunar, cogimos el coche que alquilamos y nos dirigimos al Salesianum, para dejar las maletas y no llevarlas en el coche.
De allí al Vaticano (lo escribo y todavía me suena a algo inalcanzable). Allí nos esperaba Alfonso Doménech, salesiano que trabaja en la Secretaría de Estado. Aparcamos el coche dentro del Vaticano y nos condujo a unos jardines. Vimos la basílica de San Pedro por detrás, la Fuente de la Peschiera y esa zona. Me pareció muy bonita –todo lo que vi del Vaticano me pareció extraordinario-.
Fuimos a comer y comimos muy bien y a buen precio en un restaurante al que nos acompañó Alfonso.
Por la tarde visitamos primeramente la comunidad salesiana en el Vaticano. Desde la terraza de dicha comunidad teníamos una vista preciosa de la basílica de San Pedro, de la plaza, de la Via de la Concilliazione y de parte de Roma.
Proseguimos la visita al Vaticano por pasillos y logias a las que sólo tienen acceso personas autorizadas. Por donde pasábamos había guardias suizos que se cuadraban ante nosotros –bueno, ante Alfonso, pero parecía que era ante los cinco-. No dejaban hacer fotos, aunque alguna robamos. 
Además de dichas salas y logias visitamos, por supuesto, la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro. No vimos todo, pero lo que vi me dejó admirado.
La persona que tiene sensibilidad para valorar el arte, tiene sensibilidad para preocuparse por los pobres y necesitados y luchar por buscar soluciones. Si estas sensibilidades no van unidas, la sensibilidad por el arte y la cultura es una fría valoración positiva que nos hace quedar bien, un simple conocimiento cultural que no afecta al corazón.



Salimos del Vaticano sobre las 19 horas. Aparcamos en una plaza cercana a la Piazza del Popolo. Desde ahí, callejeamos un poco: Piazza Della Espagna… hasta dar con un restaurante que nos pareciese pasable. Lo encontramos en frente de la Gelateria La Palma di Roma. Además de cenar, pudimos comprobar que también se viven los partidos entre el R. Madrid y el F.C. Barcelona.
Continuamos callejeando tras la cena: Fontana di Trevi, Plaza Navona, Partenon… Y de vuelta al coche y al Salesianum.

Al día siguiente continuamos nuestra ruta turística: Piazza Della Republica, Santa María de los Ángeles y los Mártires, Santa María La Mayor, el Coliseo, Arco de Constantino, Columna de Trajano, Palacio de Vittorio Emenuele…
En fin, me es difícil enumerar todo lo que vi… y todavía me quedan cosas, me decían y yo lo sé, por los pocos conocimientos que tengo.
A cada paso me quedaba con la boca abierta –no físicamente, pero sí figuradamente- por la admiración de cada basílica, fuente, rincón. Roma es una maravilla. Ya sé que no digo gran cosa, ni descubro nada, pero tengo que decirlo.
Todas esas maravillas me han hecho reflexionar sobre qué va a quedar de nuestra época para la posteridad: ¿los campos de fútbol?, ¿alguna iglesia?, ¿los feos rascacielos de hierro y cristal?, ¿algún palacio y teatro?...


Pasando ya a lo que fueron las Jornadas de Espiritualidad y Familia Salesiana, lo primero que tengo que afirmar es mi valoración positiva. No iba bien predispuesto. Pensaba que serían un rollo y no ha sido así.
Las charlas y actividades han estado bien. Es más: la mayoría de las charlas han sido fenomenales, así como las homilías y las Buenas Noches del Rector Mayor.

Resumo las conferencias en alguna de sus frases más importantes para mí:
  • Primera: la pronunció don Juan José Bartolomé, profesor mío de Nuevo Testamento y actualmente Secretario del Rector Mayor: Hijos de un soñador, realizadores de una promesa. Todos los sueños de Don Bosco son, en el fondo, uno solo: tienen por objeto el mismo tema, modulado con diversas variaciones, la salvación de la juventud. Para que la juventud hoy siga contando con pastores, tiene necesidad de santos soñadores, soñadores que consigan la santidad haciendo, como Don Bosco, realidad sus sueños, el proyecto de Dios. Si cada salesiano asume la salvación de los jóvenes, es decir el proyecto que Dios tiene sobre la juventud, como el sueño que realizar, nada -¡ni ninguno!- está autorizado a anular este sueño ni legitimado para impedir su realización. Realizando sus sueños apostólicos, el salesiano ratifica el empeño de Dios a favor de su joven rebaño.

  • Segunda: La pronunció don Aldo Giraudo: Presentación de las Memorias del Oratorio. Un manual de pedagogía y espiritualidad narrada. Las Memorias del Oratorio son por tanto una presentación narrativa de la espiritualidad, de la identidad y del método salesiano a través de la lectura interpretativa de algunos momentos cruciales del itinerario formativo personal y de algunas experiencias que le condujeron a estructurar en cierto modo el Oratorio, a darle una forma y estilo inconfundible. Leyendo esta obra tan singular podemos: 1) entrar en los cuadros mentales del mismo don Bosco; 2) Captar los rasgos característicos de su mundo interior; 3) comprender los valores que consideraba más fundamentales; 4) hacernos una idea concreta del modelo de educador-pastor que tenía en la mente; 5) conocer la finalidad, su estilo de relaciones y actividades más originales y características de su Oratorio.

  • Tercera: La pronunció don Bruno Ferrero: Pensar como don Bosco. ¿Dónde nació don Bosco? Para mi que nació en un prado. Es su primera gran intuición: un espacio libre, sin confines, excepto el cielo. Un espacio para la vida. Un patio, un espacio en el que los chicos puedan jugar, divertirse, encontrarse, dejar estallar las energías. El juego no es pasatiempo y el oratorio no es un lugar de encuentro para zánganos, pues el juego es el trabajo más serio de los niños y chavales.

  • La Mesa redonda Los rostros de los jóvenes de hoy. Se profundizó en a) pobrezas culturales y espirituales, a cargo de don Hubert Geleen y b) pobreza material, por sor Mary Ann Fernando, que nos presentó el trabajo de las salesianas en Sri Lanka. Las FMA han entrado en la isla y han heredado dos situaciones igualmente preocupantes: las costas del sur flageladas por el Tsunami y una zona norte dañada por la guerra –con todos los desafíos que presentaba la pobreza, tanto física como moral. En el sur han asumido el Boscopura Project, mientras que en el norte han presentado un buen servicio en la “Casa para muchachos combatientes y exmuchachos soldados”.

  • El Rector Mayor, don Pascual Chávez, nos comentó el aguinaldo. No hizo estrictamente el comentario que ya está editado, sino que resaltó algunos aspectos que considera importantes del aguinaldo 2012. El Rector Mayor en todas sus intervenciones nos subrayó la importancia de conocer a Don Bosco y de amarlo, para hacerlo presente entre los jóvenes más necesitados. Sus palabras emanaban un gran amor a Don Bosco, un gran interés y preocupación por los jóvenes y la ilusión porque la Familia Salesiana siga trabajando por los niños y jóvenes más pobres y necesitados, haciendo presente hoy a Don Bosco en el mundo en medio de los niños y jóvenes que más lo necesitan.

  • El domingo tuvimos la recapitulación con la entrega de la Carta de identidad de la Familia Salesiana.




  • Resaltar también la visita del viernes por la tarde al Sacre Cuore. Conocí la basílica que Don Bosco llevó a sus espaldas los últimos años de su vida y, gracias a la cual, viajó a España. Estrenamos el museo Don Bosco en Roma. Conocimos un poco la presencia de Don Bosco en Roma. Cenamos. Tuvimos una velada de oración. Y pasamos un frío tremendo.

La experiencia es muy positiva. Uno ya va convencido de lo grande que es Don Bosco, esto lo tengo muy claro, pero se confirma al ver la riqueza de carismas que han nacido de él, beben de él, lo consideran padre, aunque algunos tengan unos nombres que a mi me resultan extraños y ocurrencias chistosas –lo digo con todo el respeto a todas las ramas de la Familia Salesiana, pero también expresando una realidad.
Seguro que me ha ayudado a querer más a Don Bosco y a esforzarme más por darlo a conocer a todos, haciendo realidad el aguinaldo de este año, el primer año de preparación al bicentenario de su nacimiento.