jueves, 18 de noviembre de 2010

Lo peor de la crisis

Leo hoy en la columna de Félix Madero en ABC, el comentario de una de esas noticias, que, como bien dice él, la vida nos pone en los ojos y no la vemos: un hombre se ahorca en la calle tras recibir la orden de desahucio del piso que ocupaba. Un parado de 45 años en Hospitalet de Llobregat, que no cobraba ni el paro. Pidió ayuda y tiempo a todos a quienes se la podía pedir, pero no pudieron o no fueron capaces –así considero yo al ayuntamiento de esta población- de echarle una mano, de retrasar el desahucio.
            El detalle de que se ahorcó en un parque muestra un poco más, si cabe, la dureza de la noticia.
            Estamos en crisis, pero pienso que todavía no ha llegado lo peor de la crisis. Este suicidio es una muestra de todo lo que puede llegar.
            ¿Cuántos se van a encontrar en la misma situación de desahucio dentro de unos meses? ¿Cuántos se van a ver sin ninguna ayuda ni ningún dinero? ¿Cuántos encontrarán ayuda sólo en Cáritas?
            Me muerde la conciencia la pregunta de qué puedo hacer yo ante esta situación. Más bien me muerde la respuesta que se me presenta, que es lo poco que veo que puedo hacer.
            Colaborar con Cáritas, protestar a los ayuntamientos, a las diputaciones, a los gobiernos autonómicos y central… Podría contentarme con que es una gota y que sin esa gota nada sería igual, pero aun con esa gota, todo continúa pareciendo tan igual, tan pesimista, tan negativo…
            Lo peor no es eso. A uno que no es creativo ni original, la sensación que se me queda es de que debo hacer algo más. Esa sensación que, por mucho que se  me clava, no consigue que descubra que más puedo hacer y se va haciendo más insoportable.
            Confío en que haya gente creativa y lanzada que nos descubra que más podemos hacer y nos empuje a todos los que estamos dispuestos a echar una mano para que este mal trago pase lo mejor y lo antes posible.