jueves, 19 de julio de 2012

Visitando Tierra Santa

A partir de mañana estaré por Tierra Santa.
Hoy he llegado a Madrid desde Castellón. En tres horas. Una maravilla.
Mañana saldremos a las 11 para Tel Aviv.
Dicen que las revisiones de los equipajes de quienes van para Israel son cosa seria. Lo viviremos. Espero no tener que contar nada negativo.
De Tel Aviv iremos a Nazaret. ¡Cuántas cosas nos han contado de Nazaret!:
- El lugar donde vivieron más tiempo María, José y Jesús.
- Donde María recibió el anuncio de que iba a ser la Madre de Dios y José también escuchó al ángel que le comunicaba que el hijo que tendría María sería el Hijo de Dios.
- Donde no supieron ver en Jesús al Mesías, porque era uno de los suyos y lo conocían -eso creían- muy bien.
- Un lugar que no tenía buena fama entre los judíos (de Judea): "¿de Nazaret puede salir algo bueno?".
    En Nazaret pasaremos la noche.



20 de julio: viaje de Madrid a Nazaret
            A las 6 de la mañana ya estaba levantado. Hemos celebrado la misa los salesianos que estábamos alojados en la parroquia.
            A las 7’30 hemos cogido el autobús, que venía de Carabanchel y hemos recogido a los que estaban alojados en la CCS.
            A las 8 en el aeropuerto de Barajas, en la famosa T4. Todo un mundo para alguien como yo, que no sale mucho por estos lugares.
            Interrogatorio por parte de los israelíes de la compañía de vuelo Al-Al. Un interrogatorio exhaustivo.
            Hemos almorzado y  luego a esperar.
            El vuelo ha salido tarde y ha llegado media hora más tarde a Tel Aviv.
            Del aeropuerto Ben Gurion a Nazaret.
            Estamos en el Nazaret judío. Está el Nazaret de toda la vida, por decirlo de alguna manera, que está habitado principalmente por palestinos, y donde estamos, habitado por judíos y que se llama Nazaret Illt.
            Aquí sólo hemos tenido tiempo para cenar –hemos llegado a las 20 horas y pico-, para charlar un poco y para dormir, que mañana a las 7 hay que estar desayunando.

21 de julio: Monte Carmelo – Santuario Monasterio del sacrificio – Nazaret y Caná
            Ayer me costó dormirme y hoy a las 6’15 para arriba. A las 7 desayuno, bajar la maleta y salir para el Monte Carmelo, en Haifa.
            Allí hemos visitado el Santuario Monasterio Stella Maris, de los carmelitas, en el que se venera la imagen de la Madre de Dios bajo la advocación de Stella Maris y se recuerda el retiro de Elías a la gruta donde espero la lluvia, tras la sequía que había profetizado.
            Se relaciona a la Virgen con aquella pequeña nube que vio Elías tras su retiro. Del mismo modo que esa pequeña nube trajo el agua de la vida a Israel, la Virgen nos trae la verdadera vida, no sólo para Israel, sino para todo el mundo. Esa vida verdadera es Jesús.
            Le hemos rezado a la Virgen y hemos recordado a Elías en la escultura que se ha hecho debajo del altar mayor del santuario, que representa a Elías en aquella gruta.
            En ese santuario hay cuatro placas que recuerdan a los grandes santos carmelitas: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Edith Stein y una beata palestina.
            Ante la puerta una cruz recuerda a los carmelitas y soldados franceses que los turcos asesinaron en tiempos de Napoleón sin ninguna piedad.
            Nos hemos acercado al mirador de la bahía de Haifa. Antes de llegar al mirador una alta columna con la imagen de la Virgen patrona de Uruguay –creo que es Uruguay- nos recordaba el territorio marcadamente mariano en el que nos encontrábamos.
            La bahía de Haifa constituye el mejor puerto natural de Israel. Por ella entraron los judíos que fueron llenando de judíos otra vez esta tierra tras la segunda guerra mundial en la conocida como Operación Éxodo. Cerca de la bahía un barco de los que participó en esta operación está colocado como monumento recordatorio.
            De allí nos hemos trasladado al Santuario Convento del Sacrificio. Allí hay otra comunidad de carmelitas. En este lugar se recuerda, de nuevo, la fidelidad del profeta Elías al verdadero Dios, al Dios de Israel, frente a los baales. El episodio es conocido: Elías reta al rey y al pueblo a confirmar cual es el verdadero Dios con un sacrificio de un ternero. Por una parte los profetas de Baal tendrían que rezar a su  dios para que hiciera llegar el fuego que consumase la víctima. Por otra parte, Elías tendría que hacer la misma petición a su Dios. El éxito lo consigue Elías, que así confirma la veracidad del único Dios. Y termina degollando a los profetas de Baal, un dios tan falso que no puede hacer bajar fuego sobre la víctima que se le ofrecía.
            En el santuario una escultura recuerda el hecho.
            El santuario cuenta con una terraza desde la que se divisa toda la zona de Galilea con un dibujo que indica en qué dirección se encuentra cada lugar. La visión de toda la vega es maravillosa.
            El tercer sitio que hemos visitado ha sido la fortaleza de Meguido, más conocida como Armagedon, por la cita del Apocalipsis.
            Es una fortaleza defensiva. En ella vivieron un gran grupo de soldados. Tenía hasta un palacete y un pequeño templo. Su función era defensiva. Situada en un punto clave de paso de Israel y del norte de África, de Egipto sobre todo, hacia el norte: Persia, y viceversa.
            Actualmente está en ruinas, que se están excavando todavía y que van descubriendo la grandeza de la fortaleza de Meguido.
            Tras esto hemos regresado a Nazaret.
            Antes de comer hemos visitado la Iglesia del Ángel Gabriel o de la Fuente de la Virgen, que está en manos de los ortodoxos. En ella se rememora la Anunciación del Ángel Gabriel a la Virgen en un templo construido encima de una antigua fuente, que se cree que era la fuente que proporcionaba agua al Nazaret de la época de Jesús.
            Tras comer en el restaurante con el nombre de La Fontana di Maria, hemos visitado la Basílica de la Anunciación: es todo un homenaje a la Madre de Dios.
            Dentro del espacio del templo hay una galería con imágenes de la Virgen de todo el mundo. Entre ellas hay  tres cuadros que recuerdan tres advocaciones españolas: Monserrat, Desamparados y la de Canarias. Dentro hay  un gran cuadro bajorrelieve de la Virgen del Pilar.
            Destacar de este santuario las excavaciones que sacaron a la luz restos de una casa –se opina que es la de la Virgen- en la que se han encontrado restos de una comunidad cristiana desde el siglo II. Estos restos tan tempranos de vida cristiana en una casa de un pueblo como Nazaret es una prueba que aportan los arqueólogos para afirmar que debía de ser la casa de alguien importante para esos primeros cristianos: ¿qué lugar más importante que la casa de María?
            Allí hemos celebrado la misa, conmemorando lo que el templo presenta a todos: la Anunciación del Ángel a María, la Encarnación del hijo de Dios.
            Cercano a esta basílica está la Iglesia de San José, sobre lo que se supone que fue la casa de la Sagrada Familia.
            Tras esto hemos ido a Caná. Hemos visitado la iglesia que recuerda el primer signo de Jesús.
            Hemos estado tras los primeros pasos de Jesús. Nazaret y Caná. Jesús se hizo un hombre más. Se encarnó con todas las consecuencias. Dios se hizo historia y vivió y realizó sus signos en un lugar concreto, en una época concreta, con personas concretas. No eligió ni tuvo la posibilidad de echarse para atrás cuando las cosas no le gustaban. Por esto vivió en Nazaret con José y María. Por eso trabajó. Por eso estuvo esos treinta años oculto. Esa normalidad, ese anonimato también es Palabra de Dios y me hace pensar en que no hay que buscar grandes cosas para anunciar a Dios para ser testigo suyo. Toda la vida, incluso aquellas épocas que consideramos más apagadas o inútiles, se deben vivir como testigos del Señor. Un cristiano tiene que esforzarse por llevar siempre ese vino nuevo de la alegría y la vida feliz, plena que nos trae Jesús, como el hizo en Caná. Para ello se cuenta con la ayuda de María, nuestra Madre y Auxilio.
            El día lo finalizamos con un paseo por el lago. Meditamos dos pasajes de los muchos en los que Jesús está por el Mar de Galilea: el episodio en el que Jesús se les aparece a los apóstoles en medio del mar y les dice lo de no tengáis miedo y aquel en el que después de resucitado se les aparece a Pedro, Juan y alguno más asando un pez.

 22 de julio: Monte Tabor – Cafarnaún y Casa de Pedro – Travesía por el Lago Tiberiades – Monte de las bienaventuranzas – Cesarea de Filipo: Primado de Pedro – Magdala
            Empezamos el día en el Monte Tabor. Allí hay un santuario que recuerda el hecho de la Transfiguración de Jesús delante de Pedro, Santiago y Juan su hermano.
            En la capilla de Moisés leímos el párrafo del evangelio que nos narra la Transfiguración. Tras una breve charla de aplicación a nuestra vida, de recordar los principales hechos bíblicos que han sucedido en este lugar y ver, desde una terraza los pueblos de alrededor, recordando sucesos bíblicos acontecidos en ellos, se nos dio tiempo para visitar el lugar y hacer fotos. La verdad es que vamos a toda prisa en todos los lugares.
            El Monte Tabor tiene una altura de alrededor de seiscientos metros. Desde el punto de vista español no es mucho, pero partiendo desde casi el nivel del mar, es una montaña que sobresale en medio de la zona.
            Destacar el mosaico del altar mayor que representa la Transfiguración de Jesús.

            De allí salimos para Cafarnaún.
            Cafarnaún ya no existe. Lo que queda de ella son las ruinas que se visitan.
            Visitamos la iglesia que está situada sobre la casa de Pedro.
            Aquí surge la gran pregunta que se plantea en todos los sitios que se visitan: ¿realmente era ésta la casa de Pedro?
            Sólo podemos aportar datos arqueológicos. Esta ciencia nos enseña que estamos en una casa datada en el s. I d.C., una casa donde vivían varias familias emparentadas, cada cual tenía su habitáculo, repartidos alrededor de dos patios. En ella se han encontrado restos de grafitos que hablan de Pedro. Se ve que la casa se ha cuidado, pues se revocó de cal y se enyesó, En el s. III ya aparecen pinturas. Se han encontrado restos de elementos de celebración desde mitad del s. II y desde el s. IV se la conoce como domus ecclesiae. En el siglo cuarto se refuerza con un arco y se construye una basílica bizantina, que fue destruida por los musulmanes y luego se construyo, encima de los restos excavados de esta casa, la iglesia actual.
            Dado que todo esto hace que sea una casa que se ha tratado especial, se deduce que tiene muchas posibilidades de que sea la casa de la persona que acogió a Jesús en ella y a quien Jesús eligió como piedra de su Iglesia.
            Fue interesante recordar que Jesús vivió bastante tiempo en esta casa acogido por Pedro, una vez que empezó su predicación y dejó Nazaret.
            Entre las ruinas que existen están las de muchas casas y la de la sinagoga. Nos cuentan que no es la sinagoga en la que Jesús participó de las celebraciones judías, sino otra que Constantino construyó en honor a aquella en la que Jesús rezó, escuchó la Tora y la proclamó y curó. La construyó suponiendo que en ese lugar estaba aquella en la que Jesús estuvo y la hizo a todo lo grande.
           Hemos visitado también el Monte de las Bienaventuranzas. ¿Es éste el lugar donde Jesús las dijo? Eso es lo de menos. Lo importante es recordar este mensaje fundamental de Jesús.
            Tras cruzar el Lago de Genesaret en barco, hemos comido en el kibbutz de Ein Gev.
            Visitamos por la tarde Cesarea de Filipo, la iglesia y el sitio que nos recuerda la proclamación por parte de Pedro de que Jesús es el Mesías y la proclamación de Pedro como piedra de la iglesia de Jesús.
            Es interesante recordar como Jesús no elige a los mejores, pero por ser elegidos por Él se sentirán enviados, con todos sus fallos y defectos, a una gran misión. Pedro pasará de pescador a jefe de la Iglesia, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero es Jesús quien le da esa tarea, esa responsabilidad, no la elige Pedro. En este día visitamos también las ruinas que se han descubierto de la ciudad de Magdala, ciudad de la Magdalena.
            Las excavaciones las están llevando a cabo los Legionarios de Cristo.
            Magdala era un puerto importante de la zona. Se supone que Jesús estaría allí casi con toda seguridad, porque era donde acudían los pescadores cuando tenían alguna dificultad.
            Nos trasladamos ya a Jerusalén. Subimos hacia la ciudad de Dios. Una ciudad que hoy nos habla de separación, con su muro, de imposiciones violentas por parte de los fuertes, de tensión entre invasores e invadidos.
            Se puede sentir la alegría de Jesús y los suyos cuando peregrinaban al templo y a celebrar cualquier acto religioso importante. También se siente vergüenza cuando se ve el muro de separación que ha construido Israel para aislar a los palestinos.
            En fin, todos tienen sus razones, sin embargo, cuando se quiere la paz y uno la ve tan fácil de conseguir, sufre por las tonterías que nos hacen romper esa paz.
            Tras la cena hemos aprovechado para ir al Muro de las Lamentaciones. Hemos accedido por la puerta de Damasco, cuya plaza estaba a tope de musulmanes, lo mismo que la calle que conducía desde dicha puerta al muro.
            Se tiene que pasar un control para acceder al muro, nos hemos adentrado en él, por supuesto hay que cubrirse la cabeza con la kipá judía.
            Había judíos de todas las clases. Todos rezando o comentando o estudiando la Palabra de Dios. Los hombres y las mujeres están separados. Se pueden ver los papeles con las oraciones y deseos que las diferentes personas que lo visitan. El deseo de que todos lleguemos a ser hermanos y reine la paz en el mundo es lo que le surgía a uno, después de ver tanta separación, división, imposición…
            Al salir del muro, para deshacer el camino hacia el hotel, una masa de musulmanes venían en sentido contrario. Hemos deducido, no sé si con razón, que se dirigían a la mezquita –la gran mezquita de Jerusalén- a rezar en este tiempo del Ramadán.

23 de julio: Banias Monte Hermón – Jericó

Este día lo hemos empezado en el Monte Hermón, en el nacimiento del Jordán, en Banias.
            Por unos momentos nos hemos olvidado del calor que estamos pasando estos días, porque es una zona alta y se nota el fresco de la altura y del agua que hay en el paraje.
            Además de recordar el bautismo de Jesús y de que algunos se “bautizasen” con el agua del Jordán, hemos visitado el templo que los romanos dedicaron al dios Pan.
            De allí nos hemos trasladado a las ruinas de la ciudad de Dan, ciudad de la tribu israelita de este nombre.