lunes, 13 de mayo de 2013

Cuando la muerte viene a robarnos



La muerte siempre nos pilla desprevenido, como si nos atacase a tración, y nos roba un trozo de corazón. Pero no abandono la esperanza de que triunfaremos sobre ella. Entonces la miraré a la cara y le diré: ¿qué te creías? Me robaste a mi padre, me robaste a mi amigo, me robaste una alumna, pero ahora estamos aquí, juntos para siempre y nadie ni nada, ni siquiera tú, negra tristeza, nos podrás separar, porque hay Alguien más fuerte que tú, que nos ha dado la vida que no se acabará nunca.
Que en estos momentos en que la negra muerte muerde mi corazón, no me falte esa esperanza que flaquea.
Nada puede apagar el dolor de la separación de una persona querida, pero, al menos, que no se me apague la fe en la vida eterna que mitigue esa pena.