Las más de
180 familias de los chavales y de muchos monitores que participaban en el
campamento, los monitores, vehículos y autobuses confluían en el número 188 de
la Calle Sagunto, en la puerta del Centro Juvenil Salesiano Amics, el 16 de
julio a las 8’30 de la mañana.
Con toda esta marabunta, confluía
también todo el trabajo realizado durante los últimos meses para hacer realidad
ese sueño de los monitores y de los chavales: un campamento más.
Desde prácticamente enero empezó la
preparación con la búsqueda y encuentro de las jefas del campamento. A partir
de ahí todo fue cayendo por la escalera del tiempo empujado por el trabajo de
ambas y el equipo que ha estado apoyándolas: confirmación del lugar,
presupuestos, monitores que participarían, reparto de responsabilidades, equipo
de cocina e intendencia, autobuses, horarios y organización, reserva de
aparcamiento para los autobuses, hasta concluir – casi definitivamente- en
penúltimo escalón, que era el 16 en los locales del centro.
Se organizaron las mochilas en los
autobuses. Se distribuyeron a los chavales en los patios que usa el centro,
para no importunar más a los viandantes, y, una vez organizados, conducirlos a
su correspondiente autobús.
Pasadas las 9 de la mañana, las
jefas pasaban por los autobuses para confirmar que estábamos todos y, por fin,
dar la salida para el Campamento Peñascosa 2014. Minios y villanos. Empezaban
14 días en la Sierra de Alcaraz. Los papeles aparecían llenos de buenas
actividades, de valores, de convivencia, de aprendizaje, de esfuerzo, de
compañerismo, de ilusión y de alegría. Con los nervios y miedos propios de
quienes han asumido una responsabilidad, esperábamos que todo eso cobrase vida.
Esperábamos que aquellas ideas fijadas en tinta, se convirtiesen en corrientes
que nos inundasen de alegría y felicidad.
Hacia las 13’30 invadíamos nuestra
zona de campamento: Fuente La Peña: nuestra casa durante las dos semanas
siguientes.
Buenos días, izadas, gynkanas,
deportes, bailes, baños, olimpiadas, marchas, arreglo de tiendas, amigo
invisible, picaduras de mosquitos, (aunque este año han sido menos), talleres,
misas, arriadas y buenas noches se fueron sucediendo para que los 20160 minutos
que duraba esta aventura, fuesen tan buenos, que pasasen tan rápido que
pudiésemos exclamar el día 29 ¡Yaaaaa!
Para que esto fuese así, los
monitores trabajaron muchísimo, en los 14 días de estancia en Fuente La Peña y
los meses anteriores en la preparación. Tengo que agradecerles ese esfuerzo y
el sacrificio que hacen por dedicar esos días de julio a los chavales. No
cobran nada, pero es que lo que hacen y lo que se sacrifican no tiene precio,
es impagable crematísticamente.
Lo mismo hay que decir del equipo de
cocina y de los que estábamos de equipo 0, disponibles para lo que hiciese
falta, hasta para estar en azules.
Unas actividades estaban mejor
preparadas y otras menos, pero se notaba el esfuerzo de los monitores en todas.
Resalto especialmente la preparación de los momentos de oración de los buenos
días y buenas noches. El equipo es consciente de la importancia de estos
momentos y así se consigue que los chavales los vivan con intensidad y los
aprovechen, porque, como cualquier cosa del centro juvenil, es cosa de todos y
todos se implican en las oraciones y celebraciones.
La mejor paga que podemos recibir es
la sonrisa en la cara de los chavales el último día y la afirmación de que
tenía que durar más (aunque si durase más, nos tendrían que devolver en camilla
a Valencia).
El campamento se convierte con todo
esto en una gran oportunidad educativa y todos los que tenemos alguna
responsabilidad nos esforzamos por aprovecharla y que los valores que se han
trabajado durante el curso se consoliden. Y es una oportunidad buenísima porque
los chavales se sienten a gusto y les gusta, lo que hace más sencillo ese
asunto de la educación, que nunca es fácil, y, aunque hable de esa facilidad,
siempre hay situaciones difíciles que hacen pasar malos momentos y hay que
reconducir, pocas, pero las hay.
Como oportunidad educativa, son importantes
las relaciones educativas que se establecen en el campamento. Conviviendo 24
horas durante 14 días conoces mucho más a los chicos y chicas que ya conocías y
descubres a los que no conocías. Todos te asombran, porque, a pesar de que a
veces no hagan lo que toca, toque reñirles y vivas situaciones de este tipo,
todos tienen muchas cosas buenísimas que uno se plantea la razón por la que no
las ve en otros momentos. La respuesta que se me enciende es que durante el
curso no existe esta convivencia tan larga.
Esto mismo sucede con los animadores
y con las personas que componen el equipo de cocina e intendencia.
Este año los primeros días hizo un
frío fuera de lo normal. No bastaba con ponerse un pantalón de chándal y una
sudadera. Era preciso arroparse más para no sentir frío cuando anochecía. Por
el día el calor no era matador, esas primeras jornadas. Luego se normalizó la
climatología y por el día hacía más calor y por la noche con la sudadera era
suficiente para encontrarse bien: sin frío ni calor.
Los últimos escalones del campamento
fueron el último día de campamento con la recogida, juicios al zorro, amigo
invisible, reparto de camisetas y fotos varias. Y la evaluación por parte del
equipo al día siguiente.
Cuando el día 30 se realizó la evaluación por parte del
equipo de animadores, salieron aspectos que se pueden mejorar, pero creo que la
evaluación es positiva. Siento que conseguimos los objetivos que nos propusimos
y, sobre todo, creo que se aprovechó educativamente bien esta actividad, los
chavales disfrutaron, se lo pasaron bien, la convivencia entre todos fue buena,
no surgieron grandes problemas y, los que hubo, el equipo tuvo la capacidad de
resolverlos bien.
Siendo de donde soy no puedo dejar
de destacar la belleza de los paisaje de Peñascosa y la Sierra de Alcaraz y
Segura. Además de disfrutarlos habitándolos, los pateamos en la marcha que yo
hice con los mayores y que nos llevó, en tres etapas, hasta Paterna, Yeguarizas
y Bogarra. La marcha tuvo sus tramos muy duros, pero los paisajes por los que
pasamos de la Sierra del Agua, zona más pequeña e incluida en esa más extensa
de Alcaraz y Segura, merecieron la pena. Los pequeños no tuvieron tanta suerte
con el paisaje el segundo y tercer día. Verona disfrutó de las Lagunas de
Ruidera (y Ossa de Montiel, como están exigiendo los vecinos de este pueblo y al
que pertenecen muchas de dichas lagunas).
Ahora sólo nos quedan los buenos recuerdos de todo lo vivido
en Peñascosa y que podemos recordar viendo las fotos que se encuentran en la
página web del centro juvenil.
Concluir, aunque me repita, dando gracias a Dios por el
equipo de animadores y animadoras, porque, en general, trabajan, se esfuerzan
por hacer las cosas bien, porque lo bien como una vocación y una manera de
vivir su vida cristiana entregándose a los demás. Igual que el equipo de cocina
e intendencia.
Es difícil dar con personas que tengan la disponibilidad de
esos quince días y la ofrezca para irse de campamento a trabajar duro y hacerlo
bien, con ganas e ilusión. Es cierto que luego se tiene la recompensa del
cariño y acompañamiento de los chavales.
Son los que hacen posible estos días fenomenales.
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